lunes, 29 de septiembre de 2008

Entrevista literaria o creativa

Aunque Miguel Ángel Bastenier ha desahuciado a la entrevista como género periodístico, y no es el único teórico en hacerlo, la realidad es que se siguen publicando entrevistas en los medios de comunicación españoles e hispanoamericanos. La discusión acerca de si se trata de una herramienta para recabar información y no de un género como tal, puede ser válida cuando leemos esas entrevistas cajoneras redactadas en forma de pirámide invertida, cuya ausencia de estructuras propias las pone en entredicho, pues suelen ser meras notas informativas cuyos contenidos se originaron en una conversación.
Visto así el asunto no deja lugar a muchos argumentos, pero cuando se ve una entrevista cuya redacción sobrepasa los límites de lo informativo no queda sino reconocer que la entrevista sigue vigente en los medios de comunicación, y más aún, goza de envidiable salud. (DIAP. 2)
La entrevista literaria o de creación es un género que generalmente se ubica en las páginas de cultura, los suplementos dominicales y las revistas. Su particularidad es que presenta una mirada particular sobre los personajes públicos, tamizada por la sensibilidad particular del periodista. [1]
Se distingue de la entrevista informativa porque centra su interés en el personaje y no en sus declaraciones. Tiene como principal objetivo ofrecer un producto estético acabado y se asume como un texto subjetivo que usa el lenguaje narrativo para ofrecer al lector múltiples interpretaciones y lecturas. Sin embargo, no opina jamás ni pierde de vista que su función es periodística, aunque con pretensiones estéticas.
Tales características las hacen más duraderas que las entrevistas publicadas por el efímero periodismo cotidiano y convencional, aunque a largo plazo no alcanzan la permanencia del reportaje. Se trata de un género abierto a las interpretaciones del lector. Por eso jamás se permite opinar, porque hacerlo es cerrar al lector la posibilidad de lograr su propia y personal lectura. [2]
Su rasgo prioritario es la descripción. Mediante él se traza la semblanza del entrevistado, su apariencia física y psicológica, su entorno, su ambiente. Ello debe hacerse con frases cortas, que den un ritmo ligero y funjan como pinceladas coloristas. Los detalles de la puesta en escena entre el periodista y el entrevistado permiten al lector comprender el acto comunicativo al que ha sido invitado, su contenido real.
Para Gloria Toranzo, la narración significa cubrir tres requisitos: (DIAP. 3)
Sorpresa, aunque los hechos sean conocidos. Aquí vale la sentencia de Albert Camus, quien decía que no hay nada nuevo bajo el sol, pero sí hay nuevos modos de decir las mismas cosas;
Recreación. Esto significa enriquecer la realidad sin deformarla, a partir de una redacción descriptiva pero sin opiniones ni calificativos morales;
Autenticidad, entendida como la capacidad de narrar historias sin plagio, esto es sin recurrir a modas o modos ajenos al autor.
Como ejemplo del primer caso tendremos el siguiente texto sobre las sectas que proliferan en comunidades indígenas del sureste de México, un hecho conocido y hasta demasiado “sobado” ya por la prensa nacional. Sin embargo el detalle de las implicaciones en el pensamiento popular contiene cierta sorpresa. (DIAP. 4)
Santo Domingo. Chis. 25 de marzo. –¿Por qué no estudian secundaria? Enajenados por las sectas los niños de esta comunidad tzeltal replican con un estribillo. –Para qué, si ya se va a acabar el mundo. (Marta Anaya y Armando Sepúlveda, Excélsior). [3]
Como un caso de descripción que enriquece la realidad por la personal visión que la periodista usa para presentar al entrevistado. Y sirva este mismo ejemplo para hablar de la autenticidad: el estilo personal de la periodista Rosa Montero. (DIAP 5)
Físicamente, su calidad más distintiva es la rareza. Porque Julio Cortázar posee un cuerpo filiforme, intermi­nable, provisto de accidentados saledizos: esos brazos que revolotean en su camino tronco abajo; esas piernas, dignas de un arácnido, que nunca acaban de plegarse de tan lar­gas. Los tobillos también tienen su enjundia, porque se empeñan en destacar, impúdicos, picudos, lamentables, por debajo de un pantalón definitivamente corto. Cruza Cortá­zar el restaurante en donde hemos quedado con un desen­cuaderne acompasado, que debe ser lo que su cuerpo en­tiende por andar, y se desploma a cámara lenta en una silla rinconera, con el muro cubriendo sus espaldas. Al sentarse, dobla las piernas con la misma parsimonia con que se iza un puente levadizo, y las rodillas suben, suben, hasta hacerse omnipresentes. Una vez conquistado el asiento, Cortázar rebulle un instante, afinando su acomodo. Después, abre sus ojos verdes, pestañea, sonríe complacido y ruge un poco. (Rosa Montero S. D. El País 14-II1-82).
En cuanto a las partes que componen a la entrevista de creación Monserrat Quesada señala cuatro: La entradilla, la introducción, el cuerpo y el remate. De ellas, la que define las características del lenguaje que se usará es la introducción, pues en ella se describe al entrevistado y su circunstancia, y es ahí donde puede el periodista sublimar su lenguaje. Sin embargo, cuando habla el entrevistado, éste impone su lenguaje y ha de respetarse en cuanto éste lo define.
La entrevista de creación supone un cambio esencialmente humano en cuanto a la función que cumple el género, desde un punto de vista ético. El autor debe asumir toda la responsabilidad sobre su versión del acto comunicativo ocurrido, pues es su personal y subjetiva creación, no una mera relatoría de hechos. Y como su propiedad intelectual es su responsabilidad.
Estructura de la entrevista de creación
La entrevista de creación debe responder a las preguntas quién es, qué es y cómo es el entrevistado. Como elemento adicional puede responder al dónde se efectuó la entrevista, siempre que ello aporte elementos que contribuyan a comprender al personaje, que como se dijo antes, es en quien se centra la entrevista, más que en sus declaraciones.
Existen básicamente dos modelos que son idénticos en la entradilla y la introducción, pero que difieren en la construcción del cuerpo del texto. De esos dos modelos puede surgir uno mixto que combina las dos estructuras anteriores y el último elemento es el remate.
ESQUEMA DE LAS ENTREVISTAS DE CREACIÓN
Entradilla
Presentación del entrevistado, diferenciada tipográficamente del texto
Introducción
Describe al entrevistado
Describe al escenario
Desde el punto de vista de su actitud ante la entrevista
Desde el punto de vista de su físico
Desde el punto de vista físico (los objetos y la decoración)
Desde el punto de vista ambiental (tensión, visitantes, clima, aromas)
Modelo narrativo de
redacción del cuerpo
Es una narración completa que elide las preguntas, usa respuestas entrecomilladas, e intercala esto con los datos biográficos y personales, los elementos ambientales, etc.
Modelo dialogado de
redacción del cuerpo

No se interrumpe el cuestionario, reproduce las preguntas y respuestas
Modelo narrativo de redacción del cuerpo
Combina las dos estructuras anteriores. Va narrando parte de la conversación, salpica con datos biográficos y ambientales, y de pronto retoma el estilo dialogado, al que no interrumpe con la intercalación de datos, si no es para regresar al estilo narrativo.
Remate
Puede hacerse usando frases dichas por el entrevistado o mediante un colofón del propio periodista, cuyo fin es dar una pincelada literaria más que un juicio de valor.
Frase sintética o panorámica
Frase rotunda o contundente
Frase gráfica
Colofón del periodista
Fuente: Elaboración propia a partir de información de Monserrat Quesada y Vicente Leñero.
Redacción de la entradilla
La entradilla es el equivalente al lead o entrada de las notas tradicionales. Es lo primero que se lee y por su ubicación y formato debe enganchar al lector. Y ha de hacerlo mediante dos elementos: el periodístico (información) y el estético (lenguaje). Por tanto, en la entradilla se presenta e identifica al entrevistado, mediante el uso de estructuras metafóricas. Puede también aludirse a aspectos humanos y familiares para presentar al ser humano tras el cargo político o la imagen glamorosa. No hay reglas específicas y la entradilla puede ser tan literaria como lo determinen el tema, el autor y la línea editorial de cada medio.
A los dos meses justos de ser nombrada ministra, So­ledad Becerril presenta un semblante extremadamente pá­lido y demacrado, sin una pizca caritativa de maquillaje y el cabello en guedejas desordenadas como si acabara de sos­tener una riña cuerpo a cuerpo con alguien. La jefa de su gabinete de prensa, Pilar Lladó, el fotógrafo y yo le reco­mendamos que se cepille el suave pelo rubio teñido para las fotografías, y la ministra hace un gesto desdeñoso de can­sancio, sin piedad para sí misma, como si tuviera toda su atención concentrada en una lucha personal contra la pe­sada maquinaria del poder. (Marina Pino El Periódico, 31-1-82)
Desde estas primeras líneas se percibe ya que el ambiente es todo menos festivo, que las cosas no le van bien a la ministra y que tiene preocupaciones a las que otorga mayor prioridad que a su apariencia en los medios. Sin haberla leído, tenemos ya la imagen de una mujer que se siente o está a punto de ser derrotada por sus responsabilidades. Otro ejemplo, que en unas pinceladas nos deja entrever a una mujer en la situación opuesta:
Hace veinte años que abandonó Chipiona (Cádiz) y llegó a Madrid, acompañada de su madre, con 8 mil pesetas en el bolsillo y todo el espanto de un primer viaje en tren. Hoy cobra un millón de pesetas por gala, vende millones de discos y se mueve como una ola en el terreno resbaladizo de la canción española. Su éxito no sólo corresponde a la calidad indudable de su voz. Es, además, un personaje que, destinado a elegir entre ser zapatera o ama de casa, se empeñó en ser artista. Una artista autodidacta y rebelde, con una infancia turbulenta: dirección de teatro, rotura de bombillas, huelguista de hambre, desterradora del traje de cola y partidaria apasionada de las plumas. (José-Miguel Ullán. Entrevista a Rocío Jurado, cantante. El País 15-VIII-82)
Introducción
A la introducción hay que entenderla como parte del cuerpo de la información, que no debe depender ni estar ligada a la entradilla, sino leerse independientemente, pues la entradilla puede ser suprimida o escrita por alguien distinto al autor. Aquí, una tipología de esta parte de la entrevista.

Descripción figurativa del físico del entrevistado.
Descripción de la apariencia psicológica del entrevistado
Descripción del escenario donde ocurre la entrevista
Descripción del tono del diálogo previo a la entrevista en sí.
Recuento de la biografía de entrevistado
Otro tipo de descripciones literarias
Para el primer caso podemos citar la antes vista de Julio Cortazar por Rosa Montero, o la siguiente, de la autoría de Gabriel García Márquez:
Una muchacha alta y delgada, de maneras distinguidas y un extraordinario parecido con el Fidel Castro de las fotografías, así es Emma Castro, la hermana del guerrillero cubano que se encuentra en Caracas desde hace dos semanas. [4]
Un ejemplo de apariencia psicológica. Aquí no son los rasgos físicos sino las actitudes del entrevistado las que se describen:
Te recibe mirándote por encima de las caídas gafas. Te espeta un “¿qué tomas?”, antes de saludarte. Chicho Ibá­ñez Serrador da la imagen de un hombre enfadado, irritado con la presencia de un extraño. Como si turbaras la paz de su refugio, no muy amplio, ceñido por las paredes rebo­santes de libros. (Txerra Cirbián. El Periódico, 14-Il1-82)
Además del enojo del personaje como en el caso anterior, se pueden reflejar algunas de sus características personales. Este ejemplo viene de un texto de Charles Colmes, describiendo a Mark Twain, a quien por cierto revela como un tipo encantador pero con un ego mayúsculo:
…raramente se negaba a una solicitud (de entrevista), en parte porque había sido periodista y simpatizaba con los reporteros y en parte porque era uno de los mayores charlatanes de su tiempo. Tenía opiniones acerca de todo y le gustaba exponerlas. Era un gran contador de historias y un imitador soberbio, al que le encantaba disponer de público. A lo largo de los años convirtió la entrevista-monólogo en un arte… [5]
Descripción del escenario. En el siguiente ejemplo ni siquiera se ha mencionado al entrevistado y ya se tiene una imagen del lugar que habita.
El estudio es albergue para viejos dibujos, reproducciones, cuadros de lento paso, breves sillas, esculturas inacabadas, espejos estratégicos, discos de Concha Piquer, relieves, y un plato hondo como cenicero. (José-Miguel Ullán. Entrevista al pintor Antonio López García. El País, 26-IX-82).
Un caso más de descripción del escenario.
En la salita de recibir, descansando sobre una mesa de pátina antigua, hay un barquito de velas airosas encerrado en una acombada botella transparente. El leve anacronismo del velero, enclaustrado no sólo en el vidrio, sino en una ciudad tan poco marítima como Salamanca, hace pensar que no se trata de un adorno casual… (Inmaculada de la Fuente. Entrevista a Gonzalo Torrente Ballester, escritor. El País 13-VII-82)
Descripción del tono del diálogo previo a la entrevista en sí.
“Con barba de una semana por exigencias de produc­ción (‘Zefirelli me indicó que me la dejase para interpretar al poeta Rodolfo, de La Boheme’), José Carreras firma pacientemente autógrafos y responde a las felicitaciones de sus admiradores que han conseguido llegar hasta la puerta de su camerino en el Metropolitan Opera de Nueva York, donde acaba de representar la obra de Puccini. Muestra una exquisita atención hacia todos y cada uno de los que se le acercan, y –bien en inglés, italiano, francés o español– ­contesta con amabilidad y, según me parece, un ápice de timidez a los elogios recibidos”. (Soledad Álvarez-Coto. Entrevista a José Carreras, Tenor. El País, 27-VI-82)
Cuando el entrevistado es menos famoso pese al trascendencia de su obra, como suele suceder con científicos e intelectuales, al revés que con los miembros del deporte y la farándula, es necesario ubicarlos a partir de su trayectoria.
A sus 91 años, el reconocido economista y escritor José Luis Sampedro ha demostrado hoy que conserva intactas su energía y su lucidez, y ha defendido su relación con la vida, su "reina y señora", en una conferencia donde también ha reflexionado sobre el humanismo y el estado actual de la sociedad. Sampedro, que perteneció a la primera promoción de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad Complutense de Madrid donde posteriormente impartió clases como catedrático de Estructura Económica, ha disertado sobre el humanismo tras recibir la Medalla de Honor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) de manos de Carlos Berzosa, rector de la universidad y ex alumno suyo, quien lo describió como "todo un lujo de profesor". (Agencia EFE - Madrid - 23/07/2008)
Otro tipo de entrada literaria. Aquí se agrupan todas aquellas que no coincidan con alguna de las anteriores ni con una combinación de ellas. A veces se cuenta un chiste o una anécdota como forma de introducir al texto. Es famosa la entrevista que intentó hacer Elena Poniatowska a François Mauriac y que acabó siendo fallida por la impreparación de la reportera. Inicia sin introducción con el diálogo entre ambos.
–¿Ha leído usted algunas obras mías?
–No, señor Mauriac. Apenas voy a comenzar. Ayer compré Nido de Víboras… pero dígame usted ¿cuál es su mejor libro?
–De nada serviría que le conteste señorita. Usted no conoce mi pensamiento. No hay conversación posible. [6]
Como puede observarse, en las dos primeras formas de introducción el interés se centra en el entrevistado, las dos siguientes son ambientales o de contexto y la quinta es puramente informativa, ante la necesidad de asentar quién es el entrevistado. La última es la que deja abiertas todas las opciones a cualquier búsqueda creativa, por rara que sea.
Remates
Puede rematarse con una frase del entrevistado que sea panorámica, rotunda o gráfica. Las primeras sirven como síntesis del tema tratado, las segundas son las que no dan alternativas –aún siendo falsas, por ejemplo, El Estado soy yo–, y las últimas son como un dibujo, una imagen de lo que pasa. Puede ser también un colofón hecho por el periodista sin intenciones moralizantes sino como ulterior toque literario. Recuérdese el cierre de la entrevista a Cortazar citada más arriba:
“Y sonríe, cansado, descomunal, con su cara de ogro plácido y decente”.
Otro caso es el del reportaje sobre un cuadro hallado hace varias décadas sin que se supiera quiénes eran sus dueños, ni quién la mujer representada en el óleo. Un empecinado curador en arte, José Antonio Buces, descubre que se trata de Gloria Pérez de Casares Quiroga, que murió de cáncer en 1946, exiliada en el extranjero por su lucha al lado de los republicanos. El remate es el siguiente:
Herreros informa a Buces de que existe en A Coruña una fundación municipal recién creada que lleva el nombre de Casares Quiroga. Buces puede ver así cumplido su deseo de devolver el retrato de Gloria Pérez. La entrega del lienzo se consuma hoy en la capital coruñesa. La memoria es, por encima de todo, justicia.
Cabe recordar a estas alturas que es inadmisible que el periodista opine, pues ensuciaría la objetividad de la imagen que ha logrado crear del entrevistado con meras descripciones, y convertiría la obra abierta que es la entrevista en un texto cerrado.
Reglas de Hemingway (10 consejos para jóvenes escritores)
Entre menos preocupaciones se tenga al escribir, mejor se escribirá.
Un hombre es un tonto si añado o carga obstáculos para ser un escritor.
Transmitir cada cosa, cada sensación, visión, sentimiento, lugar y emoción al lector.
Revisar el texto, procurando evitar los lugares donde se siente la excitación mientras se escribe y se dejó transmitir al lector.
Si se puede, dejar que el texto se enfríe por un tiempo, para volverlo a revisar o a reescribir.
Mientras debamos escribir, no beber, ni antes de escribir ni después de una comida o cena.
Meter el estado del tiempo en el escrito.
Si un día dejo de escribir, me avergüenzo bastante. Pero si me interrumpen cuando escribo también me pasa lo mismo. Es un poco como ser interrumpido… fornicando.
Entre más me dejan solo, mejor puedo funcionar.
Como periodista, aprendí a usar palabras interesantes, porque como era corresponsal de guerra, cada palabra costaba un dólar y cuarto, y por ese precio podía ser despedido. [7]
Uso del humor
Existe una técnica literaria para crear narrar humorísticas. A decir de Óscar de la Borbolla, conocer los resortes que mueven la risa permite hacer un texto más ágil y divertido. Entre esos resortes cita los siguientes:
La incongruencia. Por ejemplo el anciano que sólo oye lo que le conviene, el niño que interviene en una plática de mayores con más conocimiento de causa –real o aparente- sobre asuntos que le debían ser ajenos. Si hallamos un elemento de incongruencia en la realidad y los plasmamos en el texto puede causar el efecto deseado. Todos recordamos el caso del letrero del INEA que decía al lector: “Si no sabes leer ni escribir, acude a tu centro de educación más cercano”.
Parodia: intrusión de un valor en otro: lo sublime, sustituye a lo vulgar o viceversa. Una lona sin una sola falta de ortografía e impresa por computadora, puesta a la entrada del peligroso barrio capitalino de Tepito, señalaba con corrección casi culterana: “Estimado cliente: en caso de asalto o robo acuda al comerciante más próximo quien le brindará su apoyo. Ratero que agarremos, le romperemos toda su pinche madre”.
Absurdo: la inclusión de una cosa en otra, aparentemente legítima, pero que en realidad no cabe. Por ejemplo, la extrema solemnidad del presidente municipal al soltar un discurso lleno de barrabasadas.

[1] Quesada, Monserrat. “La entrevista”, en Cantavella, Juan y Serrano, José Francisco. Redacción para periodistas: informar e interpretar. Ed. Ariel, Barcelona, 2004. pp. 385-386
[2] Quesada Moserrat. La entrevista de creación. Ed. Mitre, Barcelona, 1984.
[3] En Ibarrola Javier. La Entrevista. Técnicas de Periodismo. Ed. Pablo de la Torriente, La Habana, 1988. p. 67
[4] Gabriel García Márquez en Luís Velázquez, Técnicas del Reportaje. Universidad Veracruzana, Xalapa, 2004. p. 72.
[5] En Lourdes Romero, Espejismos de papel. La realidad periodística. FCPyS UNAM, México, 2006. p. 79.
[6] Ibid. pp. 86-89
[7] Luís Velázquez, Técnicas del Reportaje. Universidad Veracruzana, Xalapa, 2004. p. 63.

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